miércoles, 9 de diciembre de 2009

POSTALES DE NINGÚN LUGAR

“¿Pared o paisaje”, preguntó, relamiéndose, la hoja brillosa. Abrió la ciruela, y el reflejo de los cables, las antenas y las torres de alta tensión, avanzó pesado como un magma hacia los pies de la gravedad. Dijo que era tarde para afinarse, estando ya contra las cuerdas, y que el gobierno del Vespertino había sido derrocado tiempo atrás por el titular del sindicato humano, apoyado por las fuerzas pesadas del cobre. La voz se iba disipando hacia el insondable calambre de toda una vida. Se estaba apagando una máquina, y por primera vez comprendió que la desolación nos pertenece y que, apretada contra el pecho, no sabe vacía. Sin embargo, nunca apareció el lazarillo. Tan sólo un cansancio de plomo golpeó en su cabeza.

No hay comentarios: